La respuesta no es fácil. El banco dirá que sí. Si el que debe responder es un desahuciado, opinará lo contrario. Pero, dejando de lado a estos últimos por un instante, no solo ellos defienden que esa decena de folios que rubricaron consagraba una situación de desequilibrio entre la entidad financiera y el comprador. Los jueces también han alzado sus voces –y sus sentencias- contra distintos aspectos de los préstamos hipotecarios.
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